La muñeca ‘Lele’ se ha vuelto un símbolo de Querétaro en el mundo, se le pasea, se le presume y se toma a los artesanos como muestra de la pluriculturalidad que existe en nuestro país, sí allá, en el extranjero se exalta el valor indígena y nuestras raíces.
A pesar de que el artículo 2º de la Constitución Política del país, busca la amplia protección de los usos y costumbres de los pueblos originarios, no solamente en su autodeterminación y el respeto a su autogobierno, sino en impulso al acceso igualitario en educación y justicia, así como del impulso a sus actividades económicas, al parecer en la capital queretana es más importante el reglamento que establece la venta en vía pública que buscar el verdadero beneficio de los artesanos indígenas que realizan su actividad económica en el primer cuadro de la ciudad, pues de realizar su actividad como desde siempre lo han hecho, podrían ser susceptibles a que les retiren su mercancía y tengan que pagar una multa que va de los 1500 pesos a los 15 mil.
Para el secretario de Gobierno municipal Martín Arango García, se trata de una simple y sencilla razón el motivo por el cual los artesanos, en su mayoría indígenas, no pueden realizar una actividad comercial de manera ambulatoria en el Centro de la ciudad, haciendo valer su libertad de tránsito, sino que deben estar agrupados en un inmueble ubicado en la calle de Allende para poder tener la venia de la administración, argumentando, que fueron los propios artesanos quienes le hicieron la propuesta a la administración actual, aunque se trata de un tema al que no se le da una solución real desde hace años.
La muñeca ‘Lele’ se ha vuelto un símbolo de Querétaro en el mundo, se le pasea, se le presume y se toma a los artesanos como muestra de la pluriculturalidad que existe en nuestro país, sí allá, en el extranjero se exalta el valor indígena y nuestras raíces, en ocasiones hasta lo dicen con tono poético y levantando el cuello en señal de orgullo, sí, pero eso es allá, aquí algunos siguen discriminando al indígena, menospreciando su lengua, su vestimenta y su forma de ganarse la vida o en el ‘mejor’ de los casos, como a un grupo vulnerable que requiere apoyo, aunque ese apoyo le perjudique su economía, disminuya su libertad y lo confine a un espacio al que no está acostumbrado.

Apenas este sábado un grupo de inspectores municipales realizaron el decomiso de mercancía de una artesana que osó al atrevimiento de desafiar las disposiciones municipales y vender sus artesanías de manera tradicional, es decir, de manera ambulatoria, lo que desató el descontento de sus compañeras, quienes algunas de ellas también sufrieron la misma decisión de los inspectores, lo que generó actos de violencia entre ambos grupos en el que presuntamente los inspectores terminaron lesionados por lo que levantaron una acta en la Fiscalía del estado, aunque el propio secretario Arango reconoció que no se pidió el apoyo de las fuerzas del orden, para evitar tensiones.
“Por supuesto que si el nivel de violencia aumenta, no dudaremos en hablarle a la Secretaría de Seguridad, con la finalidad de que su vida e integridad esté a salvo en todo momento”.
De acuerdo al funcionario municipal, la administración cuenta con un amplio marco jurídico que les permite actuar dentro de él sin afectar los Derechos de los artesanos, aunque eso implique que ellos sean remitidos a un espacio confinado donde a decir de los propios comerciantes, sus ventas se han visto mermadas, situación que la administración se ha comprometido a subsanar en estos días, aunque algunos de los artesanos no se sientan a gusto en las instalaciones que se generaron para ‘dignificar su labor’.
¿Hasta dónde tendría que llegar el ‘apoyo’ a los artesanos para mejorar sus condiciones de vida, si esas mismas medidas son las que les perjudican? Deberá ponderarse lo que se menciona en el artículo 2º de la Constitución que señala en su letra A lo siguiente:
A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas
a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:
I. Decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y
cultural.
Seguramente la autoridad municipal argumentará que los grupos originarios tienen asegurada la protección de ese derecho constitucional en la capital queretana, pero que no pueden estar ejerciendo una acción comercial sin el permiso municipal de venta en vía pública, dirán que lo que ellos buscan es mejorar las condiciones para que puedan ejercer su actividad comercial en un lugar mejor, sin embargo, el ir en contra de los usos y costumbres de los grupos originarios, quienes desde siempre han realizado sus ventas de forma nómada, casi siempre huyendo de las autoridades, será algo que el tiempo y los resultados dirán.
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